El amor propio también se hereda: la crianza como semilla de cuidado y fuerza
- amaticoficial
- 28 may
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Ser mamá es uno de los actos más poderosos de entrega. Es cuidar, enseñar, guiar y abrazar incluso cuando el cansancio pesa. Pero dentro de ese rol inmenso, hay una enseñanza que deja huella más allá de las palabras: el amor propio.
En un mundo que constantemente exige más de nosotras, enseñar a nuestras hijas e hijos a cuidarse, valorarse y ponerse en primer lugar se convierte en uno de los regalos más valiosos de la maternidad. Y como todo aprendizaje significativo… empieza por el ejemplo.

La crianza también es reflejo
Mucho antes de que los niños entiendan conceptos como autoestima o autocuidado, ya observan y absorben el comportamiento de quienes los rodean. Si una madre se elige, se cuida, se habla bonito… está enseñando, sin decirlo, que eso es lo natural.
❝Una madre que se cuida, enseña a cuidarse. Una madre que se elige, enseña a elegirse.❞
Pero también ocurre lo contrario: si nos olvidamos de nosotras mismas, si vivimos con culpa por tomar pausas, si nos exigimos más de lo que podemos… también estamos sembrando esos mensajes. Por eso, el amor propio no es solo un acto individual, sino una forma de educar.
Estudios en psicología del desarrollo han demostrado que el nivel de autoestima y autoimagen en niñas y niños está directamente relacionado con la forma en que sus figuras de cuidado se tratan a sí mismas.
Según la doctora Kristin Neff, experta en autocompasión, modelar el autocuidado consciente desde casa fortalece la resiliencia emocional en los hijos.
Un estudio de la American Psychological Association (APA) encontró que pequeñas acciones de autocuidado pueden cambiar la percepción de uno mismo y mejorar la autoestima en sólo 21 días. - Practicar hábitos de cuidado personal envía un mensaje claro al cerebro: "Soy importante, merezco este tiempo."
¿Y cómo se inculca el amor propio desde casa?
No se trata de hacerlo perfecto, sino de crear momentos reales, cotidianos, donde el autocuidado esté presente como un acto de bienestar, no de obligación:
Tomarte 10 minutos para ti sin sentir culpa.
Decir en voz alta: “hoy me siento cansada, me voy a cuidar”.
Incluir a tus hijos en tus rituales de bienestar.
Enseñarles que está bien pedir ayuda, descansar y decir que no.
Recordarles (y recordarte): no tienes que darlo todo, todo el tiempo.
Este mes de la Madre, celebremos a las mujeres que no solo enseñaron a amar, sino también a amarse. A quienes decidieron romper con la idea de que cuidarse es egoísta y sembraron en sus hijos la semilla de un amor propio fuerte, compasivo y consciente.
Porque el cuidado que das es inmenso, pero el que te das, también transforma.
Amatic está aquí para recordártelo, y acompañarte en ese camino.